En México, las calles son testigos silenciosos de historias y leyendas que se entrelazan con el tejido mismo de la ciudad. Una de estas historias fascinantes es la de la Calle de las Ánimas, una calle de la capital queretana que lleva consigo el peso de su pasado y las tradiciones que la han moldeado a lo largo del tiempo.
Las animas
La costumbre de nombrar las calles con nombres que conmemoran eventos históricos o leyendas era común en tiempos antiguos, una práctica que, aunque ha sido desafiada, persiste como un legado de nuestros ancestros. La Calle de las Ánimas, situada en el bajío de la ciudad, al lado norte (hoy Calle Vicente Guerrero Norte, entre José María Morelos y Mariano Escobedo), es un ejemplo vivo de esta tradición.
La leyenda que rodea a esta calle se remonta a tiempos inmemoriales, cuando se decía que estaba deshabitada debido a los numerosos espantos que la infestaban. Se escuchaban espeluznantes voces como de rezos que cesaban al toque de queda, una atmósfera sobrenatural que llenaba de temor a quienes se aventuraban por sus empedradas aceras, era un lugar que solo los valientes de corazón se atreverían a visitar. Sin embargo, desde la época de la insurrección, esos espantos han desaparecido, dejando solo el eco de una tradición perdida.
En años más recientes, la calle fue el hogar de una piadosa cofradía conocida como la Hermandad de las Ánimas. Esta hermandad tenía como objetivo brindar apoyo mutuo a sus miembros tanto en vida como en la muerte. Uno de sus rituales más conmovedores era la procesión nocturna que realizaban al fallecer uno de sus miembros, recitando plegarias y anunciando el velorio a los vecinos.
En el centro de esta calle se encuentra una casa única, con un balcón que se asoma al oriente y un altito en su interior. Fue aquí donde la Hermandad de las Ánimas tenía su sede, donde se reunían los hermanos para deliberar sobre los asuntos de la asociación. Hoy en día, la actividad de la hermandad ha cesado, y la casa ha perdido su antiguo esplendor.
Sin embargo, la memoria de la Calle de las Ánimas sigue viva en las tradiciones que aún perduran en la región. Aunque el peso de la historia ha disminuido, la esencia de esta leyenda continúa flotando en el aire, recordándonos la importancia de honrar a nuestros antepasados y practicar la misericordia hacia aquellos que han partido.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura, pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente, pues, es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria, ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en la obra del Lic. Valentín Frías
«Leyendas y tradiciones Queretanas», 1896