En los recovecos de la historia de la Ciudad de México yacen relatos que evocan el misterio y la tragedia. Entre ellos destaca la leyenda de la Calle de los Parados, una historia que se ha transmitido de generación en generación, tejiendo un aura de intriga y suspenso en torno a sus acontecimientos. Adentrémonos en este relato que nos transporta al México del siglo XVIII.
Familia Vallejo
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que en el año de 1736, desde la lejana Nueva Valladolid llegó a la Ciudad de México la respetable familia Vallejo. Encabezada por D. José de Vallejo y Hermosillo, quien asumiría el cargo de ensayador de metales en la Real Casa de Moneda, esta familia pronto encontraría su destino entrelazado con el tejido de la historia urbana.
Entre los miembros de la familia Vallejo destacaba la hermosa y virtuosa Da María Isabel de Vallejo y Vezca. Con su cabello dorado como el sol y su gracia natural, conquistó los corazones de quienes la conocieron. Su belleza atrajo la atención de dos caballeros: el joven teniente de dragones D. Francisco Puerto y Solís, y el poderoso noble D. Antonio Miguel del Cardonal, duque de la Pradilla.
Un Triángulo Amoroso
El amor y la rivalidad se entrelazaron cuando el teniente Solís y el duque de la Pradilla se disputaron el afecto de María Isabel. Ambos caballeros, cada uno con sus propias virtudes y riquezas, ansiaban ganarse el corazón de la joven dama. Sin embargo, María Isabel se debatía entre el deseo de seguridad material y la atracción por la pasión juvenil.
En el año 1737, una epidemia asoló la ciudad, la misma que en 1576 arrebató de nuestro suelo el respetable número de más de dos millones de indios, desgraciadamente contó entre sus víctimas á la hermosa joven María Isabel. Antes de caer enferma, prometió revelar su elección entre los dos pretendientes. Sin embargo, su trágico destino impidió que pudiera cumplir su palabra. Ignorantes de su fatal desenlace, el duque y el teniente continuaron esperando en las esquinas de la calle, aferrados a la esperanza de una respuesta que nunca llegaría.
Los parados
Con el tiempo, la persistencia y la lealtad de los dos caballeros se convirtieron en una leyenda que aún perdura en las calles de la Ciudad de México. Los testigos afirman que todavía cincuenta años después, á la luz de la luna se miraban dos esqueletos, el del conde y el del teniente que habían muerto de pena, y esperaban allí la respuesta amorosa de la dama.
Pero lo que sí es verídico es, que todavía el 17 de Agosto de 1740, día en que entraba D. Pedro de Castro y Figueroa Salazar, duque de la Conquista y Marqués de Gracia Real, nombrado virrey de Nueva España, la gente que asistió á Santa Catarina á ver la suntuosa comitiva, afirmaba haber visto parados en las esquinas de esa calle al teniente de dragones y al muy alto poderoso Sr. del Cardonal, esperando en vano el amor eterno que nunca obtuvieron en vida.
La Calle de los Parados es mucho más que un simple callejón en la Ciudad de México. Es un recordatorio de los caprichos del destino, la pasión desenfrenada y los sacrificios que el amor a menudo exige.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente pues es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en la obra de De Arellano, Angel R.
Leyendas y Tradiciones relativas a las calles de México (1894)
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