El año de 1862 dejó una marca imborrable en la memoria de México, no solo por los eventos históricos que acontecieron, sino también por el surgimiento de una leyenda que envolvió al país en un manto de miedo y superstición. Nos referimos a la misteriosa figura de «La Llorona», cuyo llanto lastimero resonaba en las noches más oscuras, sembrando el terror en los corazones de quienes se atrevían a cruzar su camino.
La Leyenda
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que una mujer llamada Rosalía, cuyo destino trágico la llevó a ser conocida como La Llorona. Según la leyenda, Rosalía fue víctima de un marido celoso y violento, quien, en un acceso de ira, la asesinó junto con sus dos hijos. Desde entonces, el espíritu atormentado de Rosalía vaga por las noches, buscando consuelo y venganza por la injusticia que sufrió en vida.
En aquella época, no había poblado ni aldea en México donde no se comentaran los escalofriantes encuentros con La Llorona. Su presencia era temida especialmente en las noches de luna, cuando su figura fantasmal se alzaba sobre los tejados, envuelta en un manto blanco y con su larga cabellera ondeando al viento. Su llanto desgarrador resonaba en las calles desiertas, anunciando su presencia y sembrando el pánico entre los habitantes.
Encuentros Terroríficos
Los relatos de encuentros con La Llorona eran moneda corriente en aquellos días. Desde testigos que la vieron volar sobre las tapias hasta aquellos que juraban haberla visto desaparecer en el aire como humo, las historias se multiplicaban, alimentando el mito y el miedo. Incluso se decía que La Llorona tenía la capacidad de desplazarse a una velocidad sorprendente, llegando de un lugar a otro en cuestión de minutos.
El misterio que rodeaba a La Llorona llegó a su fin cuando unos valientes paseadores nocturnos descubrieron la verdad detrás del espeluznante espectro. Tras una intensa búsqueda, lograron capturar a un hombre que, disfrazado con una armazón alta y un manto blanco, se hacía pasar por el fantasma de La Llorona para cometer robos y fechorías. Con su desenmascaramiento, el terror que había paralizado a la ciudad poco a poco comenzó a disiparse.
Aunque La Llorona resultó ser producto de una estratagema humana, su leyenda perduró en el imaginario popular, recordándonos la fragilidad de la mente humana y el poder de las creencias y supersticiones. Hoy en día, la historia de La Llorona sigue siendo contada en México y más allá, sirviendo como recordatorio de los misterios que aún acechan en las sombras de la noche.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente pues es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en la obra de Valentín F. Frías, paleógrafo, historiador y escritor
Leyendas y Tradiciones Queretanas (1892)
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