En esta época aconteció el hecho que paso a referir.
En la calle de los Medina vivía entonces un joven como de 26 a 28 años llamado D. Duarte de Sarraza, portugués, pero criado en España, y poseedor de una inmensa fortuna, así como de dos títulos nobiliarios. El ser noble y rico de una parte, y de otra su carácter franco y leal, le hicieron en corto tiempo acreedor al carriño del virrey de entonces, que lo era el Exmo. Sr. D. García Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatierra. Sarraza pasado el tiempo, llegó a amar con frenesí a una hermosa joven llamada Da Margarita Jáuregui, hija de un rico hacendado ya difunto y la cual estaba al cuidado de su tío el noble sacerdote D. Juan de Nava, caballero de las órdenes de Santiago y Calatrava.El padre Nava sabiendo
que era disipado, jugador y que tenía otros vicios Sarraza, había prohibido terminantemente a su sobrina esos amores a la vez que había visto al virrey que lo era ya el Ilimo. Sr. Fr. Marcos López y Rueda, Obispo de Yucatán, para que aconsejase á Sarraza que desistiera de sus pretensiones para con Margarita; pero ambos se encapricharon y nada pudo conseguir. Tan hostigado se vio Sarraza por el padre Nava que decidió quitarle la vida.Una noche,
la del 3 de abril de 1649, platicaba Sarraza con Margarita por la ventana de su casa; cuando en medio de las sombras logró distinguir un bulto que avanzaba en dirección a donde él estaba; era el padre Nava que venía para su casa. Sarraza resuelto é su depravado fin, se despidió de Margarita, se apostó en el puente de una zanja que había en la calle, desenvainó su daga y al pasar el clérigo frente a él, le asaltó alevosamente clavándole la daga en la cabeza y arrojando después a la zanja al moribundo sacerdote Sarraza no volvió a ver a su prometida temiendo le descubriesen como al asesino del padre Nava.Por fin, a los seis meses
decidió ir en busca de su antigua amante con otro depravado fin, el de robarse a Margarita. A la mañana siguiente, dice la leyenda popular, el pueblo que vivía por la casa del padre Nava, contemplaba horrorizado sobre el puente de la zanja, á Sarraza estrangulado a manos de un esqueleto que vestía negra sotana y como prueba patente de un crimen misterioso el cráneo del esqueleto tenía clavado un puñal. Tan honda impresión causó este acontecimiento que esa calle, aunque ya sin el puente ni la zanja, guarda todavía el nombre de calle del Puente del Clérigo.A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura, pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente, pues, es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria, ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@sTomado de la obra de Angel R. de Arellano «Leyendas y Tradiciones relativas a las calles de México», 1894