En esta ocasión nos adentraremos en la fascinante historia del emblemático Callejón de Sal, Si Puedes, un lugar impregnado de intriga y tragedia que ha dejado una marca indeleble en la ciudad de México desde hace ya muchos años.
Un Amor
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que alla en Toledo España, hace ya muchos años, en una lujosa residencia tenia lugar la siguiente discusion:
- Te he dicho, Inés, que debes prescindir de las relaciones que mantienes con Gaspar de Astorga.
- Padre mío, no puedo obedeceros, porque no esta en mi mano el dejar de amarle.
- Ese hombre no te conviene. Su carácter es violento y duro y yo como padre busco tu felicidad.
- Señor, (replicó Inés con cierta impaciencia,), es inútil que me mandéis lo que no puedo hacer.
- Pues yo te haré poder, replicó el padre encolerizado.
El progenitor, preocupado por la relación de su hija con Gaspar de Astorga, intentó persuadirla para que pusiera fin a ese romance. Sin embargo, los corazones rebeldes no siempre se someten a la razón, y Inés se mantuvo firme en su amor por Gaspar, desatando así la ira de su padre.
Ante la negativa obstinada de Inés, su padre decidió tomar medidas drásticas. En plena oscuridad de la noche, la obligó a subir a una litera y la sacó de la ciudad. Pocos días después, padre e hija partieron rumbo a México en un barco, dejando atrás a Gaspar y a su amor clandestino.
Un Nuevo Amor
En tierras mexicanas, el destino de Inés tomó un nuevo giro cuando desembarcó en Veracruz fué á parar en la casa de un pariente, donde en la misma noche conoció a un capitán llamado D. Melchor Lazo. La personalidad encantadora de Melchor cautivó de inmediato a Inés, y pronto se rindió a los encantos de su nuevo amor. Este Lazo prendió en el lazo inmediatamente á la llorosa Inés. Era uno de esos hombres que se hacen lugar en el mundo, por lo mismo que son de mucho brillo y poca substancia. Inés en la noche de su llegada se desternillaba de risa cuando el capitán, imitando la pelea de gallos, saltaba de un lado á otro y cantaba sin la menor vergüenza. No se necesitó más para que Inés quedase prendadísima del capitán y olvidar al de Toledo. Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa desgarradora cuando Gaspar de Astorga tuvo que venir á estas tierras á arreglar algunos negocios particulares de su ilustre tío Su Eminencia el Sr. Cardenal D. Diego de Astorga, Arzobispo de Toledo. El joven viajero fué recibido perfectamente en la corte del virey, pues venía bien amparado por cartas de recomendación para los personajes más ilustres, entre ellas una de Felipe V para el virey D. Francisco de Alancastre, Duque de Linares y Marqués de Valdefuerte.
El Encuentro
Una mañana, al pasar por la puerta de una iglesia vió salir una dama joven en la que reconoció á la hermosa Inés de Olivares. Acercósele y le manifestó su alegría por tan inesperado encuentro; pero cuando él esperaba igual correspondencia de júbilo y afecto en Inés, ésta le expresó que había cambiado de parecer. Gaspar de Astorga, después de echar á Inés en cara su infidelidad, con breves, pero enérgicas
y sentidas palabras, se retiró decidido á tomar ejemplar venganza.
Supo que su pretendida se hallaba citada con el capitán á las seis de la mañana en la parroquia de San José y se apostó en la esquina del estrechísimo callejón donde Inés vivía. Apareció ésta ostentosamente vestida y quiso, sin ni siquiera saludar á Gaspar, que éste la dejase franco el paso.
—No pasarás, Inés, dijo Astorga, sin que me devuelvas tu amor que he perdido.
—Gaspar, eso ya es imposible. Déjame pasar.
—Inés de mi corazón, tu infidelidad parte mi alma de dolor. Vuélveme la paz y felicidad que me has quitado.
—No seas importuno, dijo Inés y agregó con absoluta indiscreción: mira, voy á ver á mi nuevo amante y es tarde. Déjame salir.
A estas palabras, desenvainó el estoque y exclamó el ciego y furioso Astorga: «Sal, si puedes» al mismo tiempo que lo hundio hasta el pomo en el pecho de Inés. Desde entonces al callejón estrechísimo en que aconteció tan triste tragedia tomó el nombre de «Sal, si puedes.». Desde aquel fatídico encuentro, el callejón se conoció con ese desgarrador nombre.
El Callejón de Sal Si Puedes no es solo un lugar físico; es un testigo silencioso de las pasiones humanas y las tragedias que pueden desencadenarse por un amor prohibido y una venganza desmedida. Aunque el tiempo ha pasado, el alma de Inés sigue recorriendo el lugar, sus soyosos se siguen escuchando, las sombras de esta tragedia continúan acechando sus estrechos pasillos, recordándonos que algunas historias nunca mueren.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente pues es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en la obra de De Arellano, Angel R.
Leyendas y Tradiciones relativas a las calles de México (1894)
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