Ajedrez, juego milenario que despierta la mente y el espíritu estratégico de quienes se sumergen en sus complejas y fascinantes reglas. Un juego que trasciende culturas y generaciones, capaz de enseñar lecciones sobre la vida misma mientras desafía constantemente a sus jugadores a mejorar y superarse. Y es este cautivante juego, pieza clave para nuestra historia.
Alla por el siglo XVIII
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que una noche aparentemente tranquila, el rico comerciante Don Augusto de Alarcón organizó una de sus acostumbradas veladas, en su casa ubicada en el rumbo de Tacuba con sus amigos Lorenzo, Gabriel y Ramón (el mas joven del grupo), en estas veladas los cuatro amigos pasaban el tiempo jugando ajedrez. La madrugada alcanzaba a estos amigos, mientras las horas pasaban jugadas tras jugada, juego tras juego, buscando ser quien diga «jaque mate».
Una noche tranquila de juego, D. Augusto ponia en serios aprietos a la torre de Lorenzo cuando un grito que venia de la calle llamo su atencion, se asomaron a la calle y pudieron ver la aterradora imagen de un carro jalado por un escualido caballo, cargado con varios cuerpo amortajados, mientras un hombre daba una noticia escalofriante: «la epidemia de cólera ha llegado a la ciudad, se impone la cuarentena». Como no tenian otra opcion, D. Augusto los invito a quedarse en su casa, al menos tenian comida y bebida suficiente para poco mas de una semana, y aprovecharian el tiempo en un torneo de ajedrez.
En la cuarentena
Terminada la primera noche, D. Augusto y Ramon se quedaron a platicar, a la luz del fuego de la chimenea D. Augusto noto un semblante cansado en Ramon, se despidio y se fue a sus habitaciones. A la mañana siguiente, Ramon fue encontrado sin vida. Los caballeros lo envolvieron en unas mantas, cuando el carretonero paso, le entregaron el cuerpo mortajado. Esto alerto al grupo, pues sabian que el cólera estaba en la casa y podria alcanzar al resto, D. Augusto sugirio que trataran de disfrutar el poco tiempo que tuvieran, asi que comieron, bebieron y jugaron ajedrez.
Dos dias despues Lorenzo fallece, y antes de terminar la semana Gabriel lo seguia, D. Augusto se quedo solo, viendo su tablero con una partida sin terminar, nostalgico empezo a guardar las piezas cuando de pronto llamaron a su puerta. Un hombre se presento con el, este hombre vestia de una manera poco comun, pues sus ropas era las que se usaban en los carnavales, su rostro estaba cubierto con una mascara. El extraño visitante le dijo «Vengo a jugar contigo una partida de ajedrez».
El visitante
D. Augusto no entendia quien era este personaje, pero se sorprendio cuando este le empezo a platicar cosas de su vida que solo el conocia, le visitante le comento que lo conocia tan bien que podria decirle el dia y la hora de su fallecimiento. D. Augusto penso que era una broma, pero el tenia en la mente que le quedaba poco tiempo de vida, que mejor manera de esperar a la muerte que jugando ajedrez, asi que le dio paso al visitante.
Al estar junto al tablero el visitante le comento que sabia que el habia vencido a sus amigos en el juego, que ahora jugaria la partida de su vida, el visitante le dijo: «Si tu ganas, eres libre. Si yo gano, seras el cuarto que me llevare», en ese momento D. Augusto entendio que su contrincante era la muerte misma.
Jugaron durante mucho tiempo y la muerte vencio, con su caballo puso jaque mate al rey de D. Augusto. La muerte se levanto y le dijo «al sonas las 12 campanadas de la media noche de hoy, vendre por ti».
Resignado
Sin mas que decir o pensar, D. Augusto se acomodo en un sillon y se pudo a pensar que era afortunado, no cualquiera tuvo oportunidad de salvar su vida y mucho menos de saber el momento en que va a morir. Don Augusto se durmio, a sonar las 11:00 de la noche se desperto y supo que solo le quedaba una hora de vida, escucho ruidos dentro de la casa, el ladron estuvo cara a cada con D. Augusto y le exigio que le diera todo lo de valor, pero D. Augusto le comento, adelante toma lo que quieras, solo dejame tomar de una copa de vino en lo que espero. Y asi paso, mientras el ladro llenaba su costal, D. Augisto se comaba su vino y en poco tiempo se quedo domido de nuevo.
A la mañana siguiente, la primera luz del sol dio en la cara de D. Augusto el cual se desperto confundido, pero entendio que estaba vivo y lo grito a los cuatro vientos, cuando camino vio un bulto en la estancia, era el cuerpo del ladrón, la muerte se confundio, pero cumplio con llevarse a la cuarta victima. Al poco tiempo, la cuarentena se retiro y D. Augusto siguio jugando muchas partidas mas.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente pues es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en la narración del actor Aarón Hernán
Historias de Leyenda
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