La Hacienda Peotillos, situada en el pintoresco pueblo de Peotillos, en Villa Hidalgo, San Luis Potosí, es un tesoro histórico que ha resistido el paso del tiempo. Fundada en el año 1631 por José de Echegoyan, esta majestuosa finca ha sido testigo de siglos de historia, transformándose de un próspero centro agrícola a un símbolo de la riqueza colonial y, más tarde, a un importante sitio histórico.
Desde sus inicios, la Hacienda Peotillos fue reconocida por su ubicación estratégica en el altiplano potosino, lo que la convirtió en una de las propiedades más productivas de la región durante sus primeros años. Con extensas tierras de cultivo y una arquitectura imponente, la hacienda rápidamente se convirtió en un símbolo de la prosperidad colonial en México.
Los Carmelitas Descalzos
En 1733, la orden de los Carmelitas Descalzos adquirió los derechos de la Hacienda Peotillos y la convirtió en un convento. Durante más de un siglo, la finca fue el centro de actividad religiosa y espiritual, albergando a los miembros de la orden y sirviendo como refugio para aquellos que buscaban paz y tranquilidad en tiempos turbulentos.
En el siglo XIX, con el surgimiento del México Independiente, la hacienda cambió de manos varias veces. Desde la familia Goríbar hasta Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota Amalia de Bélgica, la finca atrajo la atención de prominentes figuras de la época. Durante este período, se realizaron importantes remodelaciones en la hacienda, incluyendo la construcción de la torre central con influencias neoclásicas que aún se pueden admirar hoy en día.
Hoy en día, la Hacienda Peotillos se ha convertido en un museo que permite a los visitantes sumergirse en su fascinante historia y explorar sus numerosas habitaciones y pasillos. Entre sus tesoros se encuentran antiguos documentos, pinturas, libros y objetos prehispánicos que ofrecen una visión única del pasado de la región. Además, la finca ofrece impresionantes vistas desde su torreón con mirador, que permite a los visitantes contemplar el valle que la rodea.
La mona blanca
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que las noches en la antigua hacienda de Peotillos están envueltas en un aura de misterio y fascinación. Entre sus antiguos muros y pasillos, se dice que habita una presencia sobrenatural conocida como «la mona blanca». Esta leyenda, transmitida de generación en generación, ha capturado la imaginación de quienes se aventuran en este lugar embrujado.
La leyenda de la mona blanca gira en torno a una figura femenina vestida de blanco que deambula por los rincones más oscuros de la hacienda. Testigos han informado avistamientos de esta misteriosa entidad, especialmente en el área de la cocina y los antiguos baños. Se dice que la mona blanca aparece de manera silenciosa y etérea, sin hacer ruido ni perturbar objetos, solo para desaparecer misteriosamente poco después.
Se cree que la mona blanca está relacionada con antiguas propietarias de la hacienda, como Isabel Goríbar, cuya presencia parece persistir más allá de la muerte. Algunos especulan que su espíritu atormentado vaga por los pasillos de la finca, buscando paz o venganza por las injusticias sufridas en vida. Además, se sugiere que sus apariciones pueden estar vinculadas a eventos trágicos durante la época de la revolución mexicana, cuando la hacienda fue testigo de múltiples muertes y conflictos.
La figura de la mona blanca se ha convertido en un símbolo de los fenómenos sobrenaturales que ocurren en la hacienda de Peotillos. Sus apariciones se atribuyen a momentos específicos, como las noches de luna llena o los aniversarios de eventos trágicos. Se dice que su presencia está rodeada de una atmósfera cargada de energía y que aquellos que la han visto han sentido un escalofrío recorrer su espina dorsal.
El túnel
En esta hacienda yace un enigma que ha perdurado a través de los siglos: el túnel subterráneo que se cree conecta la Hacienda Peotillos con el ex convento del Carmen de San Luis Potosí. Según cuenta la leyenda, el túnel fue mandado a construir por los Carmelitas Descalzos en respuesta a los constantes robos perpetrados por los Huachichiles y otros truhanes de la época. Cansados de la inseguridad, los religiosos decidieron crear una ruta secreta que les permitiera transportar mezcal, mercaderías y ganado de manera segura entre la Hacienda Peotillos, la hacienda de Pozo del Carmen y Laguna Seca, todas ellas propiedad de la congregación.
Se dice que el túnel no solo conectaba estos tres puntos clave, sino que también tenía ramificaciones que se extendían por el altiplano, permitiendo un acceso secreto a diferentes áreas. Aunque muchos han intentado descubrir la verdad detrás de estas afirmaciones, hasta el día de hoy nadie ha podido autenticar la existencia de estas extensiones, dejando al túnel sumido en un halo de misterio y leyenda.
A su mercé…
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Hasta la próxima garbancer@s
Puedes encontrar este lugar de leyenda en nuestro Mapa Garbancero, como La Mona blanca
Fuente: Programa «Reportajes de Alvarado de Lic. Eduardo Alvarado Ginesi» y el Universal San Luis
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