
Tiempo atrás…
Joaquin hacia unos meses que acababa de llegar a la Cuidad de Tampico , Tamaulipas y todavía continuaba buscando un lugar ,bueno , bonito y barato para poder vivir.
Su amigo Ruben le había encontrado el lugar perfecto , eso fue lo que le dijo por teléfono cuando le dio la noticia
Joaquin debía ir a la Calle Nardo muy cerca del cementerio que se encontraba en la Avenida Hidalgo, ni tardo ni perezoso nuestro amigo se presento en la Calle Nardo con el Señor Adolfo.
Don Adolfo era el encargado del lugar , era una casa viejita, muy linda y bien conservada de principios de siglo la cual tenia una puerta muy grande y amplia mitad de herrería y la otra contaba con un vitral muy bello y colorido
Se cierra el contrato…
Después de un rato de platicar Joaquin con Don Ruben sobre las condiciones y precio del inmueble , lograron llegar a un acuerdo y cerraron el trato con un fuerte apretón de manos.
Nuestro amigo Joaquin no le gustaban mucho que digamos los animales domésticos y menos los gatos de los cuales se dio cuenta que la propiedad estaba llena de ellos
Joaquin le dijo a Don Adolfo :
– Don Adolfo en cuanto me cambie a este lugar voy a desaparecer a todos los gatos!
A lo que Don Adolfo contesto :
– No, joven! no lo haga si no a quien le va a echar la culpa de los ruidos que se escuchan en este lugar?
Joaquin no creía en esas cosas de ruidos raros , espantos y aparecidos , el creía en si mismo y nada mas.
A lo que Don Adolfo le dijo :
– Pues espero y no se lleve un buen susto joven y mas cuando la bruja baja a barrer el patio
Joaquin se carcajeo a mas no poder y contesto :
-Con esa si se la voló Don Adolfo!!
La conversación hasta ahí llego, Joaquin inicio la mudanza y se dedico al atareado proceso de acomodar todas sus cosas sin que llegara a ver o escuchar suceso alguno.
Tiempo después…
Después de 15 días de vivir ahí y haber llegado a un acuerdo de paz entre los gatos que ahí habitaban y Joaquin.
Una noche llego muy tarde mas de lo que acostumbraba llegar a casa, cansado de trabajar solo logro quitarse las botas y quedo tendido en el pequeño sofá que adornaba la entrada ,inmerso en un profundo sueño pasaban las horas.
Hasta que por fin Joaquin logro despertar por un dolor en sus costillas derivado de la mala posición en la que había quedado en el pequeño sofá.
De pronto se dio cuenta de cuan rápido había pasado el tiempo y mirando al reloj fijamente ,cara a cara se dio cuenta que solo faltaban diez minutos para las tres de la mañana.
Se levanto , comenzó a levantar sus cosas de un lado del sofá y acomodándolas en su lugar algo le dio por levantar la mirada por encima de su hombro dándose cuenta que cinco minutos pasados de las tres de la mañana ya eran.
Las palabras de Don Adolfo…
Un gélido pensamiento paso por su mente ,sonriendo y negando con la cabeza a las historias que Don Adolfo le había contado. Continuo con lo que estaba haciendo y apunto de retirarse a su habitación.
Comenzó a escuchar un ruido raro , que poco a poco se comenzaba a escuchar mas y mas , un ruido como si comenzaran a raspar las paredes de su casa ,aquel ruido se hacia mas y mas fuerte.
De pronto el ruido rasgo en el recuerdo de Joaquin y volvieron a el los momentos cuando su abuelita barría el patio de su casa con esas grandes escobas de ramas que ella usaba a lo que como balde de agua fría recordó las palabras de Don Adolfo , las palabras que le recordaban “La bruja baja a barrer el patio”
El ruido se hizo mas y mas fuerte a medida , se acercaba mas y mas a la puerta hasta que de momento el ruido se escucho en aquella puerta de herrería.
Joaquin miraba a la parte alta de la puerta, miraba en aquel vitral y no lograba ver nada pero el ruido se encontraba ahí.
La bruja?…
En un momento el ruido continuo su andar perdiéndose en la oscuridad del pasillo de afuera
Volvió a mirar de arriba hacia abajo la puerta una vez mas.
Se armo de valor , se acerco a la puerta y la abrió de golpe.
Viendo en el piso las ramas , hojas y tierra que había ahí desde que el había entrado a su casa unas horas antes
En si afuera no había pasado nada.
Joaquin cerro la puerta y se retiro a su recamara con la duda en su mente si había sido un sueño , si su estado de somnolencia le había jugado una mala broma o si realmente fue participe del eterno trabajo de la bruja que bajaba por las noches en aquella casa.