Hace poco tuve la oportunidad de conocer una de las tantas leyendas de la ciudad de Guanajuato, de estas que son poco conocidas por el resto del pais, si bien es muy similar a otras, el estilo del narrador conocido como Don Luis Marín le dio ese «sabor» unico a esta leyenda que tengo el gusto de compartirles en esta ocasión.
A mediados del siglo pasado…
Los vecinos comentan y algunos mayores afirman que en una helada noche de diciembre, durante una ronda nocturna un taxista al cual llamaremos Juan quien era un hombre de casi 10 lustros, padre de familia y muy conocido por ser honesto y servil, se encontraba en una esquina del centro de Guanajuato, a unos pasos de la calle del truco. Juan estaba en espera de un pasaje que haga que valga la pena la espera, cuando estaba considerando dar por terminada su jornada de trabajo y regresar a casa o moverse de base, escucho unos pasitos presurosos que se acercaban a el.
Al buscar el origen de los pasos se dio cuenta que era una niña pequeña, con una carita de asustada y confundida, al acercarse a la unidad de Juan pudo ver que la niña no pasaba de 9 años, ella se puso junto a su ventana y hablo con el:
– Señor, buenas noches
– Buenas noches mija
– Hágame favor de llevarme a mi casa —dijo—. Mire, mis papás, mi familia le va a pagar bien
La niña contestaba a pocas preguntas que Juan le hacia, al ver su necesidad decidio arriesgarse y llevarla a donde ella indicara. Antes de abordar la niña pregunto «¿Eres un taxista bueno?», y el solo respondio «Si, un taxista bueno, sube, yo te llevo», cuando le pregunto el destino ella comento que al Cerro Trozado y empezaron el viaje. El cuestionaba a la niña sobre que hacia tan lejos de su casa y casi a las once de la noche, Juan le comento que casi no habia nadie en las calles, que estaba muy frio para que ella estuviera por esos rumbos, pero no tenia respuesta de su pequeña pasajera.
Cuando ya iban en la Calzada…
La niña le pidio que se metiera a una de las calles, precisamente a un costado del panteón Santa Paula, no llegaron a la puerta pues la niña pidio que se detuviera a un lado de los altísimos muros que rodean el panteón, la niña le dijo «Mire, aquí espéreme —dijo—, y orita le hablo a mis familiares pa que venga a pagar», Juan asintio y apagó el vehiculo para preparase a la espera.
La niña bajo del carro, avanzo hacia uno de los muros y como si se tratara de una araña, ella empezo a «andar» sobre la pared, pegada de manos y pies fue subiendo por el muro. Juan se bajo para ver lo que pasaba con mas claridad y vio como la niña llegada a lo mas alto del muro y pasaba al otro lado ingresando al panteón. De inmediato le llegaron de golpe muchas preguntas ¿Como subio tan rapido? ¿Como se sostuvo si la pared no tiene escaleras? ¿Como subio un muro liso sin cuerda?. Rapidamente entendio que la niña era un espanto y no quiso esperar a que la «familia» de la niña saliera a pagarle, pues supuso que eran espantos como ella, rapidamente subio a la unidad y arrancó.
En reversa busco escapar…
Y mientras trataba de huir, a pocos metros se topó por casualidad con uno de sus amigos, le comento lo que habia vivido, como la niña se acerco a el en el centro y como subio el muro como una araña. El amigo le dijo que lo veia muy mal y que era mejor que regresara a su casa, que lo que habia visto era solo producto de su imaginación y que recuerde que el carro era rentado y si lo choca el problema en que se metia seria muy real.
No tardo en recuperarse y le comento a su amigo que no podia dejar de trabajar pues tenia muchos gastos y pues la necesidad era mas que su miedo. El amigo le pregunto directamente a que le tenia miedo y Juan respondo que temia toparse con los «familiares» de la niña. El amigo no entendió, pero al ver a Juan calmado le dijo que tuviera cuidado al regresar a su base y que lo visitaria mañana en su casa. Despues de esto Juan empezo el camino de regreso al centro de la ciudad.
Durante su trayecto solo pensaba en alejarse lo mas posible de ese lugar, no habia avanzado mucho cuando una mujer solicito su servicio, ella abordo y le dijo «Lleveme, voy aqui adelante, por Banqueta alta», Juan solo asintio e inicio su marcha.
Se me olvido el monedero en casa…
Comento la mujer a Juan, «¿me puede apoyar desviandose un poco?, solo paso a ver a unos familiares para que me faciliten un poco de dinero», Juan no le vio problema, ademas que no habia hecho un recorrido amplio y no afectaba sus ganancias del dia. La mujer pidio dirigirse a la calzada, ella daba las instrucciones a Juan y en breves momentos, si darse cuenta, Juan estaba de nuevo a un costado del panteón Santa Paula.
La señora bajo de la unidad y le comento a Juan que lo espere pues le debia pagar el viaje, el le comento con tono asustado que no era necesario, que el viaje no habia sido largo y que no habia necesidad de pagar algo, obviamente esto era solo una excusa para salir de ese lugar inmediatamente. La mujer insistió que la espere y le comento que debia pagar el servicio que le presto anteriormente, el le pregunto con angustia a que servicio se refiere y ella le contesto:
– Al servicio que solicito mi hija, la niña que trajo hace un rato, soy su madre y quiero pagarle, no se mueva que no tardo.
En ese momento la mujer se coloco a un costado de la pared, a diferencia de su hija la mujer dio un pequeño salto y empezo a levitar lentamente hacia la parte superior de la barda, Juan puso reversa y acelero mientras veia como la mujer subia a la cima de la pared y se perdia al otro lado de la barda.
Un arbol paro…
La carrera de Juan, el por su desesperacion no se fijo y choco su unidad. En el hospital solo podria repetir que vio a la niña araña y a su madre saltar la barda, en momentos contaba su increible historia y solo recibia caras incredulas. Pasaron un par de dias y Juan perdio la vida a causa de sus lesiones, siendo recordado por ser el que vio a la niña araña y a su madre.
A estas fechas aun se menciona que han visto a una niña jugando entre las tumbas del panteón Santa Paula a altas horas de la noche, esperando a su proximo compañero de juegos.
Para los curiosos, el panteón Santa Paula es famoso por haber sido una locación de la pelicula «Las momias de Guanajuato» de 1972 y por ser la sede del Museo de las Momias de Guanajuato.
A su mercé…
Si este relato fue de su agrado, humildemente pido nos ayude compartiéndola a sus familiares y allegados durante una reunión en una negra noche. O por medio de un compartir en su red social. Si la leyenda atenta a su cultura pues es distinta a la alojada en su memoria, pido a su mercé que sea indulgente pues es así como el relato llego a mis oídos y es mi forma particular de compartirla. Recuerde que por ser leyenda puede o no tener una base real y tener una increíble dosis de libertad literaria ya sea por la región donde fue relatada o por quien la narra.
Hasta la próxima garbancer@s
Basado en el articulo <la versión oral del narrador don Luis Marín>
Escrito por Gabriel Medrano de Luna